Así como tuvo el deseo de compartir la danza con los más pequeños llegada a la edad adulta, su primer contacto con el baile la tuvo desde niño. Los primeros años en la escuela estuvieron acompañados por el baile. Fue una invitación a sumarse al taller de danza municipal, y sin saber de qué se trataba, como niño inquieto, fue. “No era bueno en la danza, es más, era uno de los que más le costaba a la profe enseñar”, recuerda entre risas a aquel pequeño Mario que quería moverse, pero no era un amigo de las formas y la disciplina.