Ago 02, 2022 Servicio de noticias DEPARTAMENTALES, DEPORTE, SAN JUAN
Así decidió que debía ser, así lo sentía. El autor de esta crónica, Rubén Poblete, deja su marca en la historia del Antonio “El Payo” Matesevach, figura del ciclismo sanjuanino.
“Que difícil se me hace mantenerme en este viaje…” dice Alejandro Lerner en “Todo a pulmón”.
No es mi estilo anteponerme al protagonista de la nota, pero los lectores de Destino San Juan deben saber que lo hago desde el corazón y el sentimiento ya que el Payo Matesevach y Carlos Monzón eran mis ídolos deportivos en tiempos de niñez (y aun lo siguen siendo).
Recuerdo aquella tarde del lunes 23 de julio de 2012. Llegué sobre las 17 horas a cumplir mi turno en Radio Antena 1, y recibí un llamado para que averigüe sobre el fallecimiento del Payo en Buenos Aires.
Entre la sorpresa y deseo que no fuese así, me comuniqué con dirigentes de la Federación Ciclista Sanjuanina que me confirmaron el desenlace.
Hasta ahí, solo ellos sabían que un rato antes Antonio Matesevach había dejado de existir producto de una descompensación cardiaca fulminante que sufrió mientras comía en un restaurant del porteño barrio de Almagro.
Fue una de las noticias más dolorosas que me tocó comunicar.
También tengo presente la cobertura que hice en el Velódromo del Parque de Mayo; en ese momento pude hacerle por única vez una nota al eterno Ernesto Contreras, el “Condor” llegó desde Mendoza en compañía de su hijo Omar.
Luego, con mi compañero Leonardo Luna en el móvil de la radio, haber seguido el acompañamiento hasta el Cementerio San José. Es una experiencia de vida y laboral haber acompañado a mi ídolo hasta su última morada.
Antonio Matesevach nació en Chimbas, el 23 de agosto de 1944. Sus padres, Philip Matesevach y Jana Jasic, eran de Karlovac, en las cercanías de Zagreb, Croacia (cuando pertenecía a Yugoslavia).
Ellos llegaron al país en 1938 en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Fue el menor de seis hermanos, tres mujeres y tres varones.
Su niñez la vivió en calle Oro, a metros de Ruta 40. Por entonces quiso jugar al fútbol, aunque siempre lo mandaban al arco.
En su casa había un cuadro que lo atrapaba, era de su tío yugoslavo Blas Jasic que había sido ciclista en la década de 1930. Otro personaje que lo vinculó al ciclismo fue su vecino Oscar Coco León, que fue subcampeón argentino 1957 y era un conocido corredor en el ámbito local.
Las primeras carreras fueron en la década del ‘60, en los “libres” junto a Francisco Pelayes, también vecino de calles Rodríguez y Necochea.
En 1964, Matesevach, Kiko Pelayes, Duilio Ávila y José Tello, ganaron la “Posta del Huracán”, siendo el primer triunfo del Payo, competencia en la que también participaron Santiago Camisay, Efraín Castro, y los hermanos Arturo y Orlando Bustos y Hugo Córdoba entre otros.
Desde ese momento pasó a competir con los federados.
Su aparición en el pelotón de los mayores fue una gratísima presencia en los tiempos donde la gran figura local era Vicente Alejo Chancay.
En esa época apareció en su vida el Negro Moreno que fue importante en lo deportivo y en lo laboral; lo acercó a la licencia del Club Del Bono y a trabajar en Cinzano.
Empezó a cosechar grandes triunfos y momentos en 1967 al obtener el subcampeonato argentino de ruta en La Plata, y haber ganado por primera vez la “Doble Calingasta”, la “Doble Media Agua” y la entonces “Ullum- Zonda”.
Tras las pruebas selectivas realizadas en Buenos Aires, Antonio Matesevach y Vicente Chancay fueron confirmados como integrantes de la Selección Argentina que participaría de los Juegos Panamericanos Canadá 1967.
El “Payo” conformaba el elenco de ruta junto a Delmo Delmastro, Luis Breppe y los hermanos Gerardo y Juan Cavaliere (suplente); en pista lo harían Carlos Vázquez, en kilómetro (Juan Pittaro suplente), Oscar García en velocidad, y en persecución 4×4000 Vicente Chancay, Ismael Moran, Carlos Álvarez y Juan Merlos.
La vida social y deportiva del Payo Matesevach cambió en las primeras horas de la mañana del 16 de junio de 1967 cuando fue atropellado por un auto que transitaba a 110 km/h por la Autopista 102 de Winnipeg.
El Payo había salido a entrenar con sus compañeros de equipo, iban solos porque no había llegado el auto guía. Tras el impacto, fue atendido en el Deer Lodge Hospital, donde se le realizaron dos operaciones.
A partir de ese momento padeció un largo calvario que incluyó 13 intervenciones quirúrgicas en su pierna derecha, y también en la pierna izquierda para extraerle tejido óseo para los injertos.
La pierna derecha quedó cuatro centímetros más corta y tuvo una eterna lucha porque el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía no le reconoció los tres seguros de vida.
En el Hospital Fernández, de Capital Federal, nace otra parte de su historia. En el programa “Corazones solitarios” que se emitía por Canal 9, su conductor Osvaldo Papaleo (esposo de Irma Roy y padre de Carolina Papaleo), mencionó en la soledad que se encontraba el deportista argentino.
Lo visitaron Irineo Leguisamo, Palito Ortega y el periodista Roberto Maydana. También vio el programa una jovencita porteña llamada Silvia Marenna que era empleada de comercio y lo empezó a acompañar.
Esa relación se consolidó y se transformó en matrimonio el 12 de febrero de 1970, en una ceremonia realizada en la Iglesia Catedral. De esa unión nació Lorena en 1974.
Otra fecha inolvidable fue el domingo 6 de febrero de 1972. El Payo Matesevach volvió a la competencia oficial luego de cinco años y en una de las clásicas: la Mendoza – San Juan que fue ganada por Arturo Orlando Bustos, otro emblema del ciclismo provincial.
El “Cacho” Bustos impuso un tiempo record de 3 horas 28 minutos 45 segundos (que recién fue superado en 1999 por Jorge Giacinti).
Pero la gran noticia era la vuelta del ídolo que estaba intacto, utilizando un zapato especial con 4 centímetros de base y el asiento bajo. Matesevach finalizó 12ª a tres minutos del ganador. La Revista El Grafico encabezó la nota bajo el título: “El hombre que volvió de la muerte”.
Luego de la vuelta a las competencias en 1972, el Payo tuvo el honor de vestir la camiseta nacional por diversos países a lo largo de 10 años.
En 1974 fue ganador del denominado “Precampeonato del Mundo” en Quebec, Canadá sobre 130 kilómetros en circuito que incluyó a ruteros y pisteros. El Mundial se disputó en Montreal ganando Eddy Merckx.
Integró el elenco nacional que disputó en 1975 el “Cruce de Los Andes”, y el Payo ganó la segunda etapa que unió Mendoza – Uspallata. En 1976 tuvo que abandonar la Vuelta de Uruguay debido al fallecimiento de su mamá.
Había ganado la sexta etapa que unió Tacuarembó – Durazno sobre 180 kilómetros y regresó a la provincia. En 1977, en la Vuelta de Tachira, sufrió una caída producto de la lluvia cuando faltaban 15 kilómetros para el final y estaba en el lote de 20 punteros, siendo el único sudamericano ante 19 europeos.
Mientras que en la Vuelta de Jalisco – México, estaba segundo a un minuto del venezolano Vivas, y en la entrada en calor previo a la última etapa, tuvo una rodada y al no llevar casco quedo inconsciente. Los médicos no lo autorizaron a correr.
En esa competencia también participaron Juan Carlos Ruarte, Ramón Sánchez y Eduardo Trillini. Luego ganó la Vuelta del Litoral, en Ecuador, además se adjudicó las metas de montaña.
Disputó el Mundial de Venezuela 1977 que ganó Francesco Moser y el Mundial de Inglaterra 1982 que se adjudicó Giuseppe Saroni. Tuvo una temporada en Italia y participó en “El Piccolo Giro”, “La Vuelta de Borgosesia” y “La Vuelta de Firenze”.
“El Cacho y el Payo”, el “tinto y el blanco”
En lo comercial y en lo deportivo, “Vinos Maravilla” apostó a una dupla de los ruteros más inteligentes de la historia de San Juan: Arturo Orlando Bustos y Antonio Matesevach. En lo publicitario se los denominaba “el tinto y el blanco de Maravilla”.
El Payo Matesevach es sinónimo de la “Doble Calingasta” de ripio, cortes y El Tambolar.
En 1967 Matesevach ganó la primera etapa escoltado por el ecuatoriano Víctor Morales (compartieron la fuga) y les sacaron 8 minutos a los perseguidores, Cacho Bustos, Antonio Rodríguez y Marcelo Chancay.
El segundo tramo lo ganó Vicente Chancay, el Payo finalizó sexto manteniendo la diferencia con Víctor Morales, adjudicándose por primera vez la competencia del Club Del Bono el domingo 29 de enero.
En 1975, en el primer día llegaron nueve pedalistas a la definición y los cinco primeros puestos: Roberto Bernard, el Payo, Fernando Vera (Chile), Marcelo Frías, el “Topo” Recabarren.
A la vuelta, el domingo 19, fue la recordada caída de Vicente Chancay cuando lo salva el guardarraíl y la inolvidable fuga Antonio Matesevach – Marcelo Frías.
Primero pinchó el Payo y lo alcanzó tras 4 kilómetros de persecución, luego pinchó Marcelo Frías faltando 17 kilómetros y lo aprovechó el de Chimbas para llegar solo al Velódromo del Parque de Mayo.
En 197, la ida fue para el Payo seguido por los chilenos Fernando Vera y Contreras, y Juan Carlos Ruarte; los cuatro protagonizaron la fuga desde El Tambolar.
El regreso fue un golpe por golpe con Juan Carlos Ruarte y los cronómetros, la general fue a favor de Antonio Matesevach por solo 16 segundos.
Aun cuando no pudo ser campeón argentino ni ganar la Mendoza – San Juan, Matesevach ganó la “Media Agua” 1967 y 1977, y la “Difunta Correa” 1973.
Amado también en Mendoza
A fines de la década del 70, el Payo Matesevach se radicó temporalmente en Mendoza donde compitió. Primero lo hizo para el equipo Impsa, y luego integró la formación de Chila hermanos.
Una semana antes del Campeonato Argentino disputado en San Juan, Matesevach se adjudicó la “Doble Los Berros”.
Luego de dos etapas disputadas el sábado 16 y domingo 17 de abril de 1983, el Payo finalizó primero seguido por Ernesto Fernández, Marcelo Chancay, Mario Ruarte y Moisés Carrizo.
La despedida, el cierre de esta fenomenal leyenda del ciclismo, fue con el Campeonato Argentino de Ruta. En esos tiempos no había buena relación con los dirigentes, y el Payo estaba como suplente junto al joven Marcelo Gil.
La Asociación Ciclista Argentina habilitó un cupo más a San Juan cinco días antes, y el de Chimbas se sumó a Marcelo Chancay, Mario Ruarte, Roberto Bernard y Ricardo Molina.
El domingo 24 de abril, fueron 154 kilómetros en pelotón que ganó el mendocino Enrique Pérez y el Payo finalizó 10°. En la crono no anduvo bien, y el gran protagonista fue Eduardo Walter Trillini que se consagró campeón argentino en el Autódromo El Zonda.
De las ultimas presencias en público fue homenajeado en las competencias organizadas por el Club Ciclista Independiente en 2012: la “Media Agua” y la “Mendoza – San Juan”, la clásica que nunca pudo ganar.
En esta ocasión estuvo desde la largada en la vecina provincia, como siempre acompañado por su esposa Silvia. El Payo era hincha de Boca, y compartía el amor por el ciclismo y la bicicletería en Avenida España, con su otra pasión: los caballos.
Desde 2014 la imagen del Payo Matesevach se levanta frente al Sporting Club Estrella, 50 metros al sur de su casa. La obra fue realizada por el escultor Hugo Vinzio Rosellot.
Fuente: Destino San Juan
Ene 19, 2025 0
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